Sea cual sea el motivo por el que se sienta más cerca, Santa Ana o el puerto africano, un pequeño desvío desde aquí lleva a un pequeño monumento que es tan hamburgués como Michel y Hans Hummel: el monumento a Klaus Störtebeker. Aunque en realidad no se encuentra en la Speicherstadt, sino en HafenCity, originalmente estaba situada en el Brooktor y sólo fue trasladada en el transcurso de las obras de HafenCity. Como afirma sucintamente la ciudad de Hamburgo, la pesada estatua de bronce del escultor Hansjörg Wagner encarna el caso único «en el que una ciudad erige un monumento a su enemigo jurado y a un criminal ejecutado».

Sin embargo, Hamburgo está inmensamente orgullosa de su capitán Likedeeler, hasta el punto de que un cráneo encontrado en 1878 en el antiguo lugar de ejecución de Grasbrook se hizo pasar sin contemplaciones por el de Störtebeker y se expuso en el Museo de Historia de Hamburgo. Cuando fue misteriosamente robado de allí en 2010, toda la ciudad se horrorizó. Cuando reapareció dos años después en circunstancias no menos misteriosas, el museo se alegró tanto que no admitió la entrada durante dos días.

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